Hacernos cargo de nuestras elecciones, de nuestras decisiones, sin buscar excusas y sin culpar a los demás es una manera de demostrar nuestra adultez emocional.
Nuestra edad biológica no marca nuestra edad emocional, se adultos responsables de nuestras emociones es lo que lo marca.
Cuando buscamos excusas, intentando justificarnos, sin reconocer nuestra equivocación, difícilmente aprendamos de ello, pues no nos estamos haciendo responsables.
Si buscamos siempre un culpable por todo lo que me sale mal: otra persona, el destino, la mala suerte… me coloco en un lugar de víctima, que no me permite crecer y sigo sin hacerme responsable.
Centrarme en mí, en lo que me pasa, en como hago las cosas, es la manera de responsabilizarme y convertirme en alguien adulto emocionalmente.
Cuando tomamos decisiones y nos equivocamos, es el momento de “aprender” de esa equivocación y hacerme cargo de la misma.
Somos humanos y cometemos errores, y es de ahí de donde aprendemos y maduramos. Tener la capacidad de ver nuestros errores o equivocaciones como desafíos, nos llevará a buscar otros caminos para hacerlo diferente.
A veces nuestra auto exigencia, nuestra arrogancia, nos impide reconocer nuestras equivocaciones. Ser amorosos con nosotros mismos y poder aceptar que puedo cometer errores y volver a comenzar o tomar otro camino, me permite vivir “más liviano”.
Si siempre haces las cosas de la misma manera, ¿qué te lleva a pensar que el resultado será diferente?

Susana Kopp